13 de marzo de 2017

Descripción estática: Opulencia

Al final de un largo camino de piedras grisáceas rodeado de estatuas clásicas, árboles esmeralda y preciosas plantas de todos los colores que se pueden imaginar, se encontraba un gran palacio, digno de un rey; en este caso, de un gobernador. Chris llegó a la puerta, dio unos toques y un hombre de uniforme le abrió.



                El recibidor era espectacularmente lujoso. A la derecha, unas sillas de mármol con asiento de un cómodo y brillante fieltro rojo acompañaban a un precioso perchero de oro y a un paragüero que no se quedaba atrás en cuanto a lujos por las piedras preciosas incrustadas que tenía. A la izquierda, una gran puerta de roble con pomos del más deslumbrante oro, como si los pulieran cada cinco minutos. Al frente una gran escalera enroscada con una barandilla tallada a la perfección una cantidad tan grande de detalles que solo eran apreciables en su totalidad si pegabas tu nariz a ella. Del techo colgaba una gran lámpara de candelabros dorada con miles de minúsculos cristalitos que brillaban gracias a la luz que entraba desde los grandiosos ventanales. Un ruido se produjo a su espalda, pero no fue reconocible hasta que poco a poco se fue volviendo reconocible, pues no era un ruido normal, era su nombre. Chris. Chris. Christopher. Abrió los ojos y se encontró frente a su madre, en el salón de su casa. Maldita sea. El sonambulismo había hecho de nuevo de las suyas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todo tipo de comentarios serán bien recibidos excepto aquellos con insultos, ofensas o críticas destructivas. Gracias y ¡vuelve pronto!