No importa en qué idioma lo digas, siempre te va a producir la misma sensación de terror.
Desde principios de agosto vemos anuncios en la tele, carteles en los centros comerciales, y pensamos "¡jo, pero si acabamos de empezar las vacaciones!". El Corte Inglés no tiene vacaciones.
Ahora vamos a esos centros comerciales y no vemos más que mochilas, cuadernos, estuches, carpetas, bolígrafos, lápices y todo tipo de material escolar. No sé vosotros, pero a mí me da nostalgia.
Tengo diecisiete años (casi dieciocho) y este año empiezo mi primer año de universidad. No puedo decir que me sienta madura; ayer justo estaba sentada en el sofá viendo una peli Disney y comiendo marshmallows.
Este año empiezo una nueva etapa de mi vida y no solo porque empiece de nuevo la rutina de ir a clase cada día, hacer deberes y estudiar, no, sino porque esta vez es muy diferente.
El instituto es aquel lugar en el que te encuentras desde renacuajos de primero que se creen los reyes de la selva hasta auténticos cafres de bachillerato que o no saben qué hacer con sus vidas o están deseando ser mayores y salir de aquellas cuatro paredes. En el instituto vas pasando por edades y etapas en las que te vas encontrando a ti mismo (luego ves fotos de todas esas etapas y te preguntas qué estabas haciendo con tu vida en esos momentos). Y entre todo ese barullo, encuentras a tus amigos, personas a las que les confías todos tus secretos y con los que pasarás las mañanas, las tardes y las noches. Dicen que las amistades hechas en el instituto son las más fuertes. Ríes con ellos, lloras con ellos, aprendes con ellos y, en definitiva, creces con ellos (hasta podríamos decir que te conocen mejor que tus padres).
Hablando desde mi experiencia. el instituto ha sido la mejor etapa de mi vida. He conocido a personas que ahora son imprescindibles en mi vida, otras que en su momento fueron amigas pero que luego aprendí que no me convenían, he aprendido de mis compañeros y de mis profesores, y allí me he hecho persona. Lo que más destaco de mi paso por aquel lugar es que he visto como las cosas cambiaban considerablemente. Entré formando parte de un grupo de clase, enemiga de los profesores, y he salido con compañeros y conocidos y viendo a mis profesores como mis más cordiales amigos.
Ahora entro en la universidad y tengo miedo. Aquello no es como el instituto. Allí cada profesor cuenta su rollo y se va sin tener que entenderse con nadie. Allí no hay un grupo de clase a menos que tengas que hacer un trabajo colectivo. Allí existe un trato frío que me horroriza.
Anyway, sea cual sea la etapa que te toque vivir, instituto o universidad (o tal vez colegio), hay que vivirla al máximo ya que es un momento más que esta cosa tan caótica a la que llamamos vida nos regala. Así que ¡feliz vuelta al cole!
Cuanta razón...Me acuerdo cuando los niños eran pequeños que estando de vacaciones ya anunciaban la ropa de uniforme y libros jajaj
ResponderEliminarEn cuanto a la inspiración ,,No siempre la tenemos yo aprovecho cuando me viene algo a la cabeza y pongo las manos a crear!!
Gracias por compartir
Con cariño Victoria